Leucemia Aguda



La frecuencia de leucemia aguda es de 4.5 casos nuevos por 100 000 habitantes por año. Por otro lado la frecuencia aumenta en forma muy significativa en hermanos de niños con leucemia aguda a cuatro veces. Esta frecuencia se observa incrementada tanto en síndromes con alteración cromosómica (Ej. síndrome de Down: padecerá leucemia aguda 1 de cada 95 niños) como síndromes que cursan con inmunodeficiencia ya sea congénita o adquirida.
Afecta tanto al sexo masculino como femenino aunque algo más en los primeros. Con respecto a la edad, puede estar presente al nacimiento (leucemia congénita), en los primeros 28 días de nacimiento (leucemia neonatal) o bien a lo largo de la edad pediátrica. El pico de máxima frecuencia se encuentra entre los 4 y los 8 años.

Causas

Todavía no se conoce de manera clara el origen de los tumores malignos, aunque la investigación permite poco a poco descubrir la complejidad y la diversidad de los mecanismos que conducen a la aparición de los tumores.
Los antecedentes familiares de cáncer tienen gran importancia en el adulto, pero no en los niños. En cambio, las inmunodeficiencias, los trastornos metabólicos y las anomalías cromosómicas si son relevantes; por ejemplo, un niño con síndrome de Down tiene un riesgo 100 veces mayor de padecer leucemia que la población normal.

Síntomas

  • Fatiga.
  • Sangrados frecuentes.
  • Pérdida de peso sin motivo.
  • Moretones.
  • Fiebre persistente.

  • Tratamiento

    En los últimos 30 años el tratamiento del cáncer infantil ha experimentado un gran incremento en su eficacia.
    En la actualidad existen tres armas terapéuticas fundamentales y complementarias:
    • Cirugía: permite extirpar, cuando es posible, una parte o todo el tumor.
    • Radioterapia: tratamiento indoloro que consiste en irradiar la zona afectada en sesiones cortas y progresivas.
    • Quimioterapia: administración oral y/o intravenosa de medicamentos anticancerosos.
    Cuando se diagnostica la enfermedad hay que iniciar el tratamiento lo antes posible, pues mejora notablemente el pronóstico. Según la naturaleza de la enfermedad, el tratamiento varía de acuerdo a la combinación de agentes quimioterapéuticos, cirugía y radioterapia. Cuanto más complejo es el régimen terapéutico, es más probable que interfiera en la rehabilitación del niño. La mayoría de los niños han de sufrir un tratamiento agresivo durante un tiempo considerable.
    Durante el tratamiento existen una serie de amenazas que pueden complicar el pronóstico:
    • Naturaleza de la enfermedad.
    • Malestar físico.
    • Cambios corporales.
    • Hospitalizaciones.
    • Cuidado ambulatorio del paciente.